lunes, 26 de agosto de 2019


El embrión
José Pedro Sergio Valdés Barón
Se miró en el espejo una vez más y lo que vio le agradó, aunque su rostro no era muy agraciado era bastante atractivo y como sin duda el costoso maquillaje de su amiga hacía milagros no fue sorpresa que la convirtiera en toda una belleza, lo cual se complementaba con su cuerpo bien formado por el ejercicio diario en el GYM, por lo que esperaba tener bastante éxito entre los hombres en el antro Chic´s, donde iría a divertirse con sus amigas de la universidad.
            Por fin las cuatro jóvenes estuvieron listas y en el auto de una de ellas se dirigieron al Chic´s, donde esperaban pasar una alegre velada bailando y bebiendo con algunos compañeros de la Facultad de Derecho. A Emily la entusiasmaba el que iba poder estar cerca de Marco, a ella le atraía y él parecía corresponderle. « ¿Quién sabe? —Pensó— tal vez hasta podría darse una bonita relación entre ellos». No obstante ser apenas las diez de la noche, el lugar se encontraba lleno de jóvenes como ellas en busca de diversión. En la penumbra adornada con láseres multicolores, en medio de un ambiente denso de humo y malos olores, resonaba la estridente música de moda que hacía bailar a una multitud desenfrenada. Las cuatro jóvenes se acomodaron con dificultad a un lado de la barra del local, y de inmediato se proveyeron de unas refrescantes cervezas al mismo tiempo que sus ojos se esforzaban por encontrar a sus compañeros de estudios.
            Marco López era un joven apuesto muy popular en la facultad, las jovencitas se le insinuaban constantemente y tenía fama de ser mujeriego, sin embargo él sentía una atracción especial por Emily de la Rosa, a pesar de que no era la más bella de las mujeres con las que podía andar. Desde la mesa junto al barandal del piso superior del antro, Marco pudo distinguir a las cuatro jóvenes cuando ingresaron al lugar y se alegró al reconocer a la distancia y en medio del hervidero de gente a la compañera que le interesaba. Bajando la escalera se dirigió hacia las jóvenes, abriéndose paso entre el gentío bailando en la insuficiente pista de baile, hasta que de pronto y al mismo tiempo se cruzaron las miradas de Emily y Marco, quienes sin disimular el gusto que les daba verse se abrazaron afectuosamente. Después de saludarse, Marco guío a las cuatro amigas hasta la mesa en donde se encontraba el grupo de la Facultad de Derecho. Al igual que varias parejas, Emily y Marco no perdieron tiempo ni se molestaron en bajar a la pista de baile, poniéndose a bailar de inmediato entre las mesitas del segundo nivel del antro. El tiempo transcurrió más rápido que un suspiro y las amigas de Emily debieron decidir que era hora de regresar a la casa de una de ellas, donde supuestamente pasarían una noche entre amigas, sin embargo Emily se negó pretextando que Marco se había ofrecido a llevarla más tarde. Puestas de acuerdo las amigas se despidieron dejando a Emily en el Chic´s con Marco; sin embargo no pasó mucho tiempo para que Emily y Marco se despidieran del grupo que todavía permanecía en el lugar, aunque al salir se toparon con un chubasco que el ruido de la música dentro del local no les dejó escuchar. Sin importarles mojarse, como niños muertos de la risa corrieron hasta el auto de Marco, pero no pudieron evitar llegar totalmente empapados. Sin proponérselo ambos se quitaron la ropa mojada, quedándose con el brasier y la minifalda Emily y Marco con los pantalones,
              El aguacero parecía no menguar y era tan intenso que no se podía ver a más de cinco metros de distancia, empañando rápidamente los vidrios del auto de Marco con el calor interior producido por los cuerpos húmedos de los jóvenes semidesnudos. Después de un momento, paulatinamente la risa por su jocosa situación fue disminuyendo conforme sus miradas se entrelazaran en un deseo incontenible, al mismo tiempo que sus rostros se acercaban permitiendo por vez primera tocarse sus labios con ternura, haciendo inevitable que se encendiera la llama de la pasión. Marco fue gentil al percatarse que ella era virgen y Emily se entregó a él sin condición, fundiéndose ambos como un solo ser en un mundo que pareció detenerse.
Emily sentía que su sueño se había hecho realidad convirtiéndose en la novia de Marco, haciendo que de pronto su popularidad en la Facultad de Derecho se incrementara, sus amigas la admiraran y algunas hasta la envidiaran, y los chicos no perdieran oportunidad para insinuársele. Marco era muy dulce con ella y durante el sexo la transportaba al éxtasis del amor. Por desgracia el paraíso de Emily no duró ni una semana, Marco comenzó a eludirla, no respondía a sus llamadas y hasta la dejó plantada en dos ocasiones. Como siempre sucede en estos casos, las acomedidas amigas no tardaron en informar a Emily que habían visto a Marco con otra mujer. A Emily se le vino el mundo encima y durante días se encerró en su cuarto sin dejar de llorar; no podía creer que Marco le hiciera eso a ella después de haberle jurado que era el amor de su vida. Para el colmo estaba angustiada porque no le había bajado su regla y ella era muy puntual, solo le variaba por dos o tres días máximo y ya llevaba semana y media sin bajarle el periodo. Sintió morirse cuando la segunda prueba de embarazo salió positiva; ya no había duda, estaba embarazada y Marco se había vuelto ojo de hormiga.
Decidida para encontrar a su amado, se propuso buscarlo en todos los lugares que sabía que él frecuentaba. El primer día no tuvo suerte, fue al segundo día que lo encontró con la líder de las porristas del equipo de fútbol americano, amorosamente abrazados en el asiento de una mesa de la cafetería cercana a la rectoría. Sintiendo que el corazón se le paralizaba de dolor, se acercó a la acaramelada pareja parándose frente a Marco y con voz entrecortada le espetó sin dejar lugar a dudas:
    Necesitamos hablar
    ¡Emily! ¿Qué haces aquí? —Marco se puso de pie sorprendido y sin saber qué hacer.
    Como no respondes mis llamadas, vine a buscarte ¡Necesitamos hablar! —Ella le repitió sin dejar de mirar sus ojos.
    ¡Claro! te prometo que voy a verte a tu casa esta tarde —Marco intentó evadirla.
    ¡No! Tiene que ser ahora o ¿prefieres que sea aquí mismo? —Emily habló con tal firmeza que le dejó claro a Marco que no aceptaría un no por respuesta.
    Está bien, permíteme un momento y ahora te sigo —Diciéndole algo a la bella joven que veía la escena sin entender lo que pasaba, tomó del brazo a Emily y salieron de la cafetería encaminándose al parque cercano sin decir una sola palabra.
Sentándose en una banca, sin ningún preámbulo Emily le entregó a Marco la segunda prueba de embarazo, preguntándole:
    ¿Qué vas hacer al respecto?
    ¿Qué es esto, de qué me estás hablando? —Marco replicó completamente confundido y empezando a temer lo peor.
    ¡Nada, solo que vas a ser padre! —Ella le aclaró, con lágrimas en los ojos.
    ¡No es posible!...—Después de un momento se atrevió a preguntar — ¿Cómo sé que es mío? —Él intentó huir de su responsabilidad.
    ¡Eres un imbécil! —Furiosa, Emily le dijo, al mismo tiempo que le volteó una cachetada con toda la fuerza de que era capaz.
    Perdona, pero es que no puedo creerlo, me tomaste por sorpresa —Él se disculpó avergonzado — ¿Qué quieres hacer?
    ¡No sé! Tú dímelo.
    ¡Entiende, Emily!...No podemos casarnos ni rejuntarnos, no tenemos dinero y debo terminar mi carrera —Marco se adelantó a lo que pensó que vendría.
    Entonces ¿Qué opciones nos quedan?
    ¡No lo sé! Vivir en la casa de mis padres o de los tuyos con un niño en brazos no creo que sea una buena idea, y uno de los dos tendría que dejar su carrera para cuidar al niño y el otro también para poder trabajar y sobrevivir. No creo que nuestros padres puedan o quieran ayudarnos mucho y nosotros habremos echado a la mierda nuestras vidas.
Sin poder contener el llanto, Emily pudo murmurar:
    ¡Dios mío! ¿Qué vamos hacer?
    Me temo que solo nos queda una opción….El aborto —Sugirió Marco, con precaución. 
    ¡Eso es horrible!
    ¡Piénsalo bien, Emily! Eso resolvería el problema y podríamos continuar con nuestras vidas como siempre.
    ¿Cómo siempre? ¿Matar a nuestro hijo no significaría nada? Y qué tal si yo muero en el proceso de abortar. Para ti es algo muy fácil, no tienes que sufrir nada.
    Lo sé, pero te juro que estaría contigo todo el tiempo apoyándote y te ayudaría lo más que pudiera con el dinero —Se comprometió, Marco —Además tengo un amigo que conoce a una partera muy buena y que no cobra mucho.
    ¡No sé!....Voy a pensarlo y ya te avisaré lo que decida —Concluyó, Emily, poniéndose de pie.
Antes de tomar una decisión, Emily quiso hablar con su compañera de cuarto, Ana. Ella era mayor, tenía mucha experiencia y parecía una mujer muy centrada y confiable. Esa misma noche coincidieron en el departamento que compartían y Ana deseo saber qué había acordado Emily con Marco, a lo cual ella le respondió:
    Quiere que aborte…Está dispuesto ayudarme con dinero y a ponerme en las manos de una partera.
    ¿Y tú qué piensas? —Preguntó, Ana, mirando fijamente a su amiga.
    ¡No lo sé! Voy a pensarlo —Emily respondió eludiendo los ojos de Ana.
    ¿En serio, vas a pensarlo? —Dijo incrédula, Ana.
    ¡Claro! Es una decisión importante que podría afectar toda mi vida.
    ¿Quieres decir que estás considerando abortar?
    ¡Por supuesto! Creo que de esa manera no se verían tan afectadas nuestras vidas. Es solo que tengo miedo de hacerlo, sin duda podría ser muy peligroso y doloroso —Fue la respuesta de Emily, eludiendo la mirada de su amiga.
    ¿Y qué me dices de tu hijo que ya llevas en la panza? —Le inquirió Ana, un tanto molesta.
    ¡Es solo un embrión! —Se justificó Emily, evasiva.
    ¡Es un nuevo ser con vida propia!
    No es lo que asegura Anastasia, la líder feminista de la facultad de derecho, y por ello está luchando para la legalización del aborto y la igualdad de género —Argumentó, Emily.
    Para comenzar la igualdad de género y la legalización del aborto son dos cosas totalmente diferentes. Me parece que el exigir que las mujeres tengamos los mismos derechos que el hombre en todos los ámbitos sin restricciones es, sin duda, correcto y necesario. Sin embargo el pedir que el asesinato de una inocente e indefensa vida sea legal es una aberración inhumana.
    No estoy de acuerdo, el exigir que se respete el derecho que la mujer tiene sobre su propio cuerpo me parece justo, en tanto la ley impuesta por hombres que impide este derecho no debe existir en pleno siglo XXI, especialmente en los países machistas.  
    ¿Y qué me dices del derecho que tiene tu hijo de nacer?
    ¡Te repito, todavía ni siquiera es un feto! A estas alturas no tiene desarrollado un sistema nervioso ni órganos definidos, es apenas un embrión —Argumentó, Emily, intentando más de convénserse a sí misma que a Ana.
    Es posible que así sea, pero la interrupción de un embarazo es mucho más complicado que el simple proceso de abortar. Existen muchos factores que deben de tomarse en cuenta, como: el religioso, social, económico, patológico y físico, entre otros, y todos tienen detractores y promotores que argumentan conceptos lógicos y validos; sin embargo, exceptuando algunas situaciones donde la interrupción del embarazo es necesario y está plenamente justificado, como en el caso de una violación, o en el de una malformación importante del feto que ponga la vida de la madre en riesgo o su felicidad posterior, en la mayoría de las situaciones el embarazo pudo ser evitado; por fortuna en la actualidad existen muchos medios para evitar un embarazo no deseado o que pudiera atentar contra la filosofía de cualesquiera de los factores señalados, tal y como es tu caso. Tú, a pesar de no ser una persona ignorante, tuviste relaciones sexuales por placer sin importarte las consecuencias, fuiste estúpidamente irresponsable, descuidada y apática, y ahora estás pensando en abortar para no afrontar tu responsabilidad y la de Marco, sin importarles lo más mínimo el derecho a la vida que tiene su hijo que llevas en el vientre y que no fue su culpa el haber sido procreado. En cuanto a Marco no es de extrañar, es un tipo narcisista que aprovecha su físico para utilizar a las mujeres y después votarlas cuando se aburre de ellas, como lo ha hecho contigo.
    Tienes razón…pero ¿qué puedo hacer? un niño echaría al traste mi vida, todos mis planes, todo lo que quiero hacer —Emily se lamentó casi en un susurro y a punto de volver a llorar.
    Te sientes así porque estás pensando negativamente, por el contrario si piensas que tu hijo por nacer es el resultado del amor que sentiste por Marco, sin duda lo amaras y será tu nueva razón para lograr todo lo que te haz propuesto; será la motivación para alcanzar la huidiza felicidad, sin nada de qué arrepentirte, ni la amargura de haber asesinado a tu propio hijo.   
    Tal vez sea así, pero no sé si pueda hacerlo —Emily no pudo ocultar sus dudas.
    No te preocupes, sé que lo harás y cuenta con mi ayuda. Además estoy segura de que tus padres te apoyarán, es posible que al principio estén molestos contigo, pero no tardarán en volverse locos con tu hijo —Le aseguro su amiga Ana.
Finalmente, Emily no tuvo el valor de enfrentar su responsabilidad y su culpa, y de manera egoísta decidió abortar poniéndose en las manos de la partera con la ayuda de Marco; sin embargo como siempre sucede cuando se toman malas decisiones, Emily estuvo a punto de morir durante el proceso y tuvo que ser internada de emergencia en el hospital Ángeles. Ahora Emily ya puede disfrutar del sexo sin ningún riesgo de quedar nuevamente embarazada, para salvar su vida los médicos debieron extirparle la matriz, y aunque quisiera jamás podrá concebir un hijo propio, ni nunca sabrá lo que es la bendición de ser madre.
Fin