lunes, 25 de febrero de 2019

Carta a mis hijos


Carta a mis hijos
José Pedro Sergio Valdés Barón

Queridos hijos, me entristece escribir esta carta porque creo que se preocuparan por mí; sin embargo deseo explicarles con detalle lo que es convertirse en viejo y así ustedes puedan prepararse, a mí nadie me anticipó nada y solo pude presenciar la vejez que es obvia para todos. Sin embargo, no es solo el que se te arrugue la piel, que disminuya la vista y el oído, que se te encoja el cuerpo y te duelan los huesos, que apenas puedas reconocer a las personas y hasta a los seres amados y, al final, vencido por las enfermedades y los achaques, te vuelvas dependiente y ansíes la muerte. ¡No! Todo eso no es más que lo superfluo, lo importante y muy profundo es tu mente, es ir perdiendo muy lentamente el raciocinio y la facultad de distinguir entre la realidad y la imaginación, que pierdas la memoria y solo queden algunos recuerdos añorados o dolorosos. En mi persona he podido casi sentir como se han ido apagando neurona tras neurona, disminuyendo mi capacidad mental que ha sido lo más importante para mí, aunque en compensación siento que ha crecido el amor hacia ustedes y mis nietos. Ahora cada día me motivo viendo crecer a los hijos de mis hijos, y a veces creo que me hacen recordar alguna travesura de alguno de ellos; pero, la verdad, ya no estoy seguro si en realidad sucedió o solo es una ilusión producto de mi imaginación. ¡Sí! Mijos, el pasado se me va haciendo borroso, ahora me confundo y no sé si algún suceso pasó ayer o antier. Es como si un hermoso paisaje campirano se fuese opacando durante un eclipse de sol total y las sombras tornaran todo en sombríos grises que estrujan el alma. Me doy cuenta que estoy perdiendo todo lo que nos hace seres pensantes, haciéndome temer más a la vida que a la muerte.

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